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DEFENSORES DE OVIEDO

La Harka de Oviedo, unidad de élite.

La Harka de Oviedo, unidad de élite.

La Harka de Oviedo fue una unidad de choque creada durante el cerco, formada por voluntarios de Falange Española de Oviedo capital, Gijón,  Noreña y otros puntos de la provincia. Su organizador fue el capitán de Intendencia, procedente de la Fábrica de Trubia, D. Luis de Santiago, el cual puso –hacia el día 6 de Agosto de 1936- un anuncio en el cuartel de Santa Clara solicitando voluntarios para organizar una compañía de vanguardia que se llamaría la Harka, nombre árabe que significaba “agrupación militar temporal de voluntarios irregulares”. Su objetivo era contar con una fuerza segura y decidida que, mantenida en reserva hasta el último momento, expulsara de la población a quien lograra penetrar en ella.

¿Cuántos voluntarios acudieron al llamamiento del capitán De Santiago?.

El propio Aranda afirma, al respecto, lo siguiente: “A este fin se reunieron hasta 160  voluntarios civiles, jóvenes y decididos; ellos mismos se nombraron los mandos. Cumplieron como héroes; murieron todos los mandos, menos uno, y del total restan 16 hombres”.

El Jefe Local de F.E., Celso García de Tuñón, dice: “A primeros de Agosto el coronel Aranda me encarga forme un grupo de 50 falangistas decididos, como fuerza de choque para acudir a cualquier eventualidad, misión que cumplí a los pocos días. Este grupo fue el origen de la Harka”.

Existe cierta disparidad en cuanto al número exacto de componentes de la Harka de Oviedo, pero posiblemente rondaran el centenar y las bajas fueran en todo caso superiores al 80%.

Respecto a su procedencia, se trataba en general de gente joven (algunos de 15 años), procedentes de la clase media. Entre los de edades comprendidas de 20 a 30 años, había médicos, farmacéuticos, abogados, ingenieros… Los más jóvenes eran estudiantes y entre los procedentes de pueblos de la provincia había también obreros.

 

ORGANIZACIÓN.-

Después de unos días de entrenamiento en el manejo de armas y explosivos (especialmente en bombas de mano), marcharon a la primera línea de combate, siendo su primer destino en la zona del Mercadín.

Básicamente, la Harka quedó organizada de la siguiente forma:

Jefe de la Harka: Capitán de Intendencia Luis de Santiago Sánchez.

2º Jefe de la Harka: Teniente de Complemento Ángel Romo Raventós.

Alférez: Voluntario Manuel Sáenz de Santamaría, ingeniero de Minas.

Alférez: Voluntario Primitivo Vallina Arbesú, de la Falange de Noreña.

Sargento: Voluntario Fernando Cienfuegos Bernaldo de Quirós.

Sargento: Voluntario Manuel Domingo Martínez, (a) El Legionario.

Sargento: Voluntario Antonio Castells de la Huerta, ingeniero de Minas y director del Diario Región.

Sargento: Voluntario Manuel del Rey Cueto.

También había cabos y jefes de escuadra que, al producirse bajas, pasaron al empleo de sargento.

Los servicios sanitarios estaban a cargo de Paulino Moreno Rozada, y el capellán de la Harka era D. José González Muniellos, párroco de Olloniego.

Según la opinión de los propios harkeños, el jefe real de la Harka era el Alférez Manuel Sáenz de Santamaría.

Por su juventud, vestimenta y por el aspecto personal de algunos harkeños, pero especialmente, por su valor temerario, la Harka gozó del favor y la simpatía de la población ovetense, que los ovacionaba cuando desfilaban por las calles de Oviedo camino de las posiciones avanzadas, con sus cobertores en bandolera, su vestimenta varia y multicolor y cantando su himno. Uno de ellos se dejó una perilla puntiaguda, bigotes rizados y melena, tocándose la cabeza con un sombrero de mosquetero; otro llevaba unas enormes espuelas mejicanas, etc. La pareja Galarza-Cienfuegos era la más llamativa de la Harka, por lo dicho anteriormente.

Pérez Solís dedica en su obra “Sitio y defensa de Oviedo” unas pocas líneas a la Harka a la que describe así: “La Harka de Falange Española que mandaba el capitán Santiago, era, además de la unidad más bulliciosa y pintoresca de todas las de voluntarios formadas en Oviedo, un conjunto de mozos algo chiflados, pero valientes hasta la temeridad, y un poco aficionados a empinar el codo y a cazar volátiles o lo que se terciara”.

Por su parte, L.P. Rubinat en su obra “Defensa y liberación de Oviedo”, dice de la Harka lo siguiente: “…Además las fuerzas, de vez en cuando, daban golpes de mano apoderándose de diferentes posiciones del enemigo, distinguiéndose en esto una columna de unos 130 voluntarios, denominada la Harka, que realizó hechos de gran valentía y heroísmo. De estas fuerzas sólo quedaron unos treinta supervivientes, pues los otros fueron cayendo poco a poco en las diferentes incursiones que realizaban, especialmente por la noche, en el campo enemigo, causando a los rojos gran número de bajas. Como arma sólo utilizaban el cuchillo y las bombas de mano en la mayor parte de su destacadísima actuación”.

Lo que pensaba  Aranda sobre la Harka y lo que deseaba para ella, queda reflejado en las siguientes palabras: “En la Harka hay que dejar a los hombres con todas sus cosas buenas y sus cosas malas. Yo he mandado harkas y quiero una harka como las que yo he mandado. Una harka donde haya mucho corazón, sobre todo, mucho corazón, amor a España, disciplina. Que le mande a uno tirarse de cabeza y se tira; el harkeño debe obedecer sin vacilar. Pocas cosas en la cabeza, pero mucho, repito, mucho corazón. La harka ha de aumentar en un 50% su cantidad. Su calidad, es imposible”.

LUGARES DE ACTUACIÓN DE LA HARKA EN EL CERCO DE OVIEDO

La Harka estuvo destinada, principalmente, en las posiciones siguientes:

Inicialmente, estuvo en el Sector del Mercadín, desde mediados de Agosto hasta el 23 de Septiembre. En este día participa, junto con la Guardia Civil y una sección de la 18ª Cía. De Asalto, en la toma de Abuli y posterior consolidación de esta conquista, extendiéndose su acción hasta las proximidades del Monte San Cristóbal y Otero.

Al desencadenarse la ofensiva roja del  4-10-1936 e iniciarse días después el repliegue de las distintyas posiciones avanzadas, la Harka pasa a la defensa de la Fábrica de Armas, ocupando los chalets donde vivían los oficiales de la fábrica, convirtiendo dichos edificios en fortalezas inexpugnables.

Por orden sorpresa de Aranda pasan al depósito de máquinas del ferrocarril del Norte en La Argañosa, en cuya posición, durante los días 12, 13 y 14 de Octubre, resisten sin tregua ni descanso día y noche, sufriendo numerosas bajas. Al ordenarse una nueva retirada, pasan a la llamada “Casa Ceñal”, siendo luego trasladaos a contener la avalancha roja que amenazaba con penetrar en Oviedo por la calle de la Magdalena. En este lugar, en unión con otras fuerzas nacionales, defienden la manzana de casas formada por las calles Magdalena, Gastañaga, Campomanes, Arzobispo Guisasola y El Campillín, logrando frenar la penetración de los milicianos, aunque a costa de nuevas pérdidas humanas y de incendiar todo el barrio. Al penetrar en Oviedo las columnas de liberación, los componentes de la Harka que quedan en armas, estaban en la zona del puente de La Argañosa. En los días que siguieron a la liberación de la ciudad, los harkeños siguieron luchando en las diferentes acciones que se llevaron a cabo para recuperar parte de las posiciones perdidas, sufriendo nuevas bajas.

 

DESTINO DE LOS HARKEÑOS

Después de levantado el Cerco de Oviedo, los componentes de la Harka siguieron prestando sus servicios en la ciudad y participando en los combates desarrollados en ella. Posteriormente fueron llevados por el general Aranda a su cuartel general de Malleza, como una especie de escolta personal. Los que tenían estudios se incorporaron  a las Academias Militares y se hicieron alféreces provisionales, participando en el resto de tiempo que duró la guerra en los combates desarrollados en diversos puntos de España. Alguno marchó para la División azul, y otras siguieron en el Ejército, haciendo de la milicia su forma de vida.

 

(DEL LIBRO “LOS DEFENSORES DEL CERCO DE OVIEDO” DE GUILLERMO GARCÍA MARTÍNEZ)

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