Apuntes de la campaña de Asturias
OVIEDO.
En Oviedo, centro de la Revolución de 1934 y que, desde febrero de 1936, se encontraba en estado permanente de efervescencia revolucionaria, se había planteado una situación un tanto curiosa. La ciudad de Oviedo se consideraba perdida para el Alzamiento, pero el Coronel Aranda, a la sazón Gobernador Militar de Asturias, que ya había adquirido en la Campaña de Marruecos la reputación de ser uno de los estrategas más inteligentes del Ejército –primero se había hecho pasar por “la espada de la República” ante el Gobernador Civil y los sindicatos- insistió en que la situación no era tan grave como para requerir que armara al frente popular. González Peña, que había dirigido el levantamiento asturiano de 1934, y Belarmino Tomás, el otro dirigente socialista de la provincia, se dejaron convencer por el Coronel Aranda, cuya filiación política no era de momento conocida.
Por lo tanto, y dando por supuesto que Oviedo estaba seguro, unos 4.000 mineros salieron por tren para Madrid. Y entonces, a media tarde, después de hablar por teléfono con el General Mola, el Coronel Aranda declaró que estaba al lado del Ejército Nacional.
En este aspecto, lo apoyaron la totalidad de las fuerzas de la guarnición, además de la Guardia Civil y voluntarios. Pero el resto de Asturias le era hostil, y de esta forma los acontecimientos se precipitaban, y el día 20 de Julio de 1936 Oviedo se encontraba totalmente cercado, especialmente por una nueva fuerza de personal procedente de las cuencas mineras. Para estas fuerzas revolucionarias, era ultrajante que Oviedo, el núcleo de la Revolución de 1934, no estuviera con las facciones de las izquierdas en la crisis más importante de 1936.
A continuación, los mineros pudieron estrechar el cerco de Oviedo con fuertes contingentes de las milicias, bien pertrechadas de armamento.
En ese corto período de tiempo, ninguno de los dos bandos se movió. En realidad, Aranda tenía que mantener toda una ciudad con el enemigo dentro y fuera, y para su defensa contaba con unos 3.000 hombres. Su personalidad fría, pero jovial, fue el principal apoyo de la defensa, contando con buenos colaboradores en el aspecto militar y civil.
Desde los primeros días, Oviedo queda totalmente aislado y a mucha distancia de las demás zonas sublevadas, puesto que de los sitiados en el Cuartel de Simancas en Gijón, ninguna ayuda podía esperar el Coronel Aranda, dadas las circunstancias en que se venían produciendo los acontecimientos en Oviedo. Los gubernamentales no admiten que la capital de la “Revolución de Octubre” permanezca en poder del enemigo, y concentran todo su poderío alrededor de la ciudad, a base de una gran cantidad de hombres e importantes efectivos de infantería y artillería.
En esta situación, de Galicia habían salido el 29 de Julio dos pequeñas columnas de socorro que se irían engrosando a su paso por las zonas liberadas. Su avance a través de una región montañosa y defendida por contingentes del ejército y de las fuerzas de orden público que colaboran con las milicias, es difícil y lento.
Conquistar Oviedo, para unos, y auxiliarlo para otros, además de objetivo militar, se convierte en cuestión de honor.
Resumiendo:
Oviedo fue liberado por las columnas de Galicia, al mando del Coronel D. Pablo Martín Alonso, con fecha 17 de Octubre de 1936, después de librar cruentos combates, que tuvieron su iniciación prácticamente en Vegadeo, zona occidental de la provincia, y la caída de Asturias se producía el 21 de Octubre de 1937, al entrar en Gijón las fuerzas del General Solchaga.
JOSÉ SEOANE ABELLA
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