18 de Julio de 1936
Por Fermín Alonso Sádaba
Una fecha en la Historia y un punto de mira constante al norte de la Historia de España. Esto quedará siendo para siempre, mientras España siga siendo espiritualmente la fecha del 18 de julio de 1936.
Según Cambó, en el año 1936 se levantó un pueblo dispuesto a todos los sacrificios para que los valores espirituales Religión, Patria y familia no fueran destruidos por la invasión bolchevique que se estaba adueñando de España.
El Movimiento Nacional del 18 de julio de 1936 no estuvo dirigido contra la República como forma de Estado, sino contra el Frente Popular que intentaba hacer de España una colonia de la Unión Soviética.
En la declaración del estado de guerra en Asturias, el coronel Aranda decía: «Vista la dejación de la autoridad ante los enemigos de la República y de España...» y que terminaba: «Que dictó para la seguridad de las personas honradas y la salvación de la República...».
La Revolución Socialista, golpe de Estado cruento contra la República y el Gobierno legal y democráticamente elegido por el pueblo español en octubre de 1934, fue sin duda alguna el preludio de lo ocurrido el día 18 de julio de 1936, y puede considerarse como «la primera batalla de la Guerra Civil española».
Ahí quedaba la espantosa estadística de los soldados españoles muertos por los revolucionarios; de los puestos de la Guardia Civil aniquilados por los revolucionarios con la dinamita; de los camiones de la Guardia de Asalto pulverizados, con sus hombres dentro, por la explosión.
Ahí quedaba la contemplación angustiosa de una hermosísima ciudad, Oviedo, ejemplo de la hispanidad, cuna de la nacionalidad española, bárbaramente destruida por los incendios y las voladuras.
Obras de arte, únicas en el mundo, patrimonio y tesoro, no ya de la cultura hispánica, sino de la cultura universal, han quedado destrozadas con una saña de horda por los revolucionarios.
Ciudadanos pacíficos, trabajadores de España, técnicos y magistrados que aportaron su esfuerzo y su inteligencia a su Patria y a la sociedad fueron asesinados bárbaramente al pie de sus propias fosas por el solo hecho de amar a su patria y trabajar por ella.
En la Revolución de Octubre de 1934, en quince días, hubo 1.335 muertos y 2.951 heridos. Los incendios y voladuras fueron 63 edificios públicos; 58 iglesias y 730 edificios particulares. González Peña voló las cajas fuertes del Banco de España de Oviedo, llevándose 14.250.000 pesetas, con las que desapareció.
El 18 de julio de 1936, camiones de carga, camionetas y ferias y mercados, autobuses de línea, todos los medios de comunicación, habían sido requisados. Las calles de Oviedo se vieron invadidas de milicianos rojos, muchos de ellos armados con armas escondidas de la Revolución de Octubre de 1934, ocuparon Oviedo.
Las gentes de Oviedo, recordando la tragedia padecida durante la Revolución Socialista de Octubre de 1934, para salvar sus vidas, no tuvieron otro recurso que unirse al Alzamiento Nacional.
El día 20 de julio de 1936 una Compañía del Regimiento Milán 32, en la plaza de la Escandalera de Oviedo, con la bandera republicana y al son de las notas del himno de Riego (el republicano), da lectura al bando declarando el estado de guerra en Asturias, que empezaba: «Que vista la dejación de la Autoridad ante los manejos de los enemigos de la República y de España para apoderarse de los resortes del mando...». Y que terminaba: «Que dictó para la seguridad de las personas honradas y salvación de la República».
La Defensa de Oviedo, algo evocable siempre y en todo momento, y cuyo recuerdo jamás admitiremos que caduque, algo que los historiadores que en el porvenir se ocupen de revivir el pasado colocarán indefectiblemente entre las pocas y grandes cosas dignas de la calificación de Memorables.
Al cumplirse setenta y cinco años del Glorioso Movimiento Nacional pedimos a todos los españoles un recuerdo y una oración por aquellos que dieron su vida por una España mejor.
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